De la mano del director inglés Pete Travis, vuelve a la pantalla grande otra adaptación del comic Juez Dredd creado por John Wagner (guionista) y Carlos Ezquerra (dibujante) para la revista 2000 AD.
Para contextualizar un poco, la película versa sobre un futuro apocalíptico en el que la Tierra ha quedado reducida a un inhabitable desierto y la gente se ve forzada a vivir en Megaciudades en donde el crimen y la brutalidad están a la orden del día. Ante esta situación, los jueces son el último estandarte de la justicia, la delgada línea roja que impide que se desate la total anarquía. Esto justifica, a mi entender, el hecho de que los jueces como Joseph Dredd, reunan en sí los poderes de policía, juez, jurado y verdugo.
En esta ocasión, el papel del juez Dredd es interpretado por Karl Urban (RED), quien lleva a cabo de manera adecuada el papel de un personaje que se caracteriza por ser rudo, de pocas palabras y casi carente de emociones. Es lo que podríamos llamar el típico “badass”. Dredd es la Ley y todo lo que se interponga en su camino es sentenciado severamente, en su mayoría a muerte.
Un dato que me llamó la atención es que en esta película Dredd nunca se quita el casco, algo que no sucedía en el film protagonizado por Stallone. ¿Por qué es esto? Pues porque la película intenta ser una adaptación más fiel al comic, en el cual el rostro del Juez nunca se muestra apropiadamente. Al respecto, John Wagner lo explica de la siguiente manera: “Resumiendo el anonimato de la justicia – la justicia no tiene alma. No es necesario para los lectores ver el rostro de Dredd, y yo no quiero que lo hagan”.
Acompañando a Dredd, se encuentra la novata Cassanda Anderson, interpretada por la bella actriz Olivia Thirlby (Juno). Casandra parece una chica un tanto frágil, empática, de correctos valores y con habilidades especiales, que busca ser un agente de cambio en un mundo en el que la violencia brutal es moneda corriente. Esto, claro está, si es que sobrevive a su primer día en las calles y pasa el examen de supervisión de Dredd.
El villano de la película es quizás el punto más flojo de la peli. Lena Headey (‘300’ y ‘Game of Thrones’) encarna el papel de Madelaine Madriga (conocida como “Ma-Ma”), una ex prostituta que se convirtió en jefa criminal y principal traficante de una nueva droga super adictiva llamada slow mo, cuyo efecto retarda la reacción del cerebro provocando que todo se perciba en cámara lenta, un recurso visual al que se apela constantemente. A Ma- Ma parece no importarle absolutamente nada ni nadie. Es una villana sádica y desquiciada, que es capaz de torturar y mutilar hasta sus propios secuaces si estos no cumplen con su cometido. Aun así, según mi opinión, su interpretación no termina de convencer ni de infundir temor en la audiencia.
¿Qué esperar de esta nueva versión de Juez Dredd? Bueno, en pocas palabras: violencia, mucha violencia cruel y brutal. El film está repleto de explosiones y sangre por doquier. Recordemos que Dredd tiene en sus manos una pistola especial con 6 tipos de municiones especiales que utiliza según la situación lo requiere, lo cual es bastante seguido. Los efectos visuales no descollan, pero son muy buenos.
¿Qué no esperar? Dredd carece de un argumento elaborado y de una vuelta de tuercas. Si bien se introduce con claridad las paupérrimas condiciones en las que vive la humanidad, hacinados en bloques de cemento entre la pobreza y la corrupción, hay muchas preguntas que se dejan de lado (como por ejemplo, ¿por qué los habitantes no abandonan la ciudad?), y cuyas respuestas podrían haber contribuido a la ambientación y contextualización de los personajes.
En definitiva, Dredd cumple su misión de entretener a la audiencia. Es una película para desenchufarse el cerebro y disfrutar. De principio a fin, es pura acción a un ritmo inquebrantable, lo cual ayuda a atrapar la atención del espectador. No he tenido el privilegio de leer el comic, pero según dicen, es mucho más fiel que la película producida por Danny Cannon en 1995. Teniendo en cuenta lo expuesto más arriba, mi puntaje para esta película es de un 7. Recomiendo verla, en su género me parece una de las mejorcitas del 2012.
Gabriel Agustín Mazzola 